Cuanto más español sabes, más difícil es seguir aprendiendo.

Pasa con todos los idiomas. A mí me pasa con el húngaro.

Es un problema que tenemos todos los amantes de las lenguas.

Ya has hecho varios cursos, ya has aprendido toda la gramática, sabes conjugar los verbos y sabes construir las frases.

Lo que necesitas no son más ejercicios, lo que necesitas es leer mucho, escuchar mucho y hablar mucho.

El problema no es encontrar recursos. Seguro que escuchas pódcasts, ves vídeos y lees libros en español.

Todo eso es muy útil. Pero…

¿Qué pasa cuando no entiendes una expresión, o un uso determinado de una palabra, o una construcción poco habitual?

No se lo puedes preguntar al locutor del pódcast.

No se lo puedes preguntar al autor del libro.

Y si les preguntas a tus amigos nativos… ¡muchas veces no te lo saben explicar!

Es normal. Para alguien que no es lingüista, es muy difícil explicar una lengua, incluso la propia.

(Es como el metabolismo. Todos los humanos tenemos metabolismo, pero solo los biólogos y los médicos saben explicarlo.)

Bien.

Te propongo una cosa.

Te voy a escribir un mensaje corto varias veces por semana. En español. En español natural, como cuando les escribo a mis amigos.

Nada de artificios, nada de «español para extranjeros».

Igual que hablo con mi hermano.

Y lo más importante:

Si no conoces una expresión, o si no entiendes algo, me lo podrás preguntar.

Simplemente, contestas al mensaje, me haces la pregunta que sea, y yo te respondo.

Siempre.

Y de vez en cuando, te ofreceré alguna cosita más que quizá te pueda interesar.

Para empezar a recibir los mensajes,

Para ir entrando en materia, en el momento en que te suscribas, te enviaré el primer mensaje.

Es una curiosidad del español que muy pocas personas saben.

Una cosa que se puede decir, pero no se puede escribir.

Nos vemos en tu bandeja de correo.

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